CABAÑA.VOL.2.¡AIXÒ NO ÉS RES!

¿Por dónde íbamos?, ¿por lo de la bicicleta como medio de transporte?en mi caso así era. La cogía a todas horas, para ir de la puerta de casa al garaje y del garaje a la puerta, era mi recorrido preferido, podía estar toda la tarde haciendo el mismo trayecto sin cansarme. Pues bien, yo tendría unos 12 añitos, un día (esta vez no estaba rodeada de mis primos), se me ocurrió «rizar el rizo» y tuve la genial idea de (¿os acordáis de pedalear sin parar?) dar vueltas alrededor de la piscina, como una acróbata de circo, con el único espectador presente mi hermano Rubén (cuatro años menor). En aquella época mi padre tenía la piscina vacía sólo la llenaba cuando se acercaba la temporada estival (en la actualidad está todo el año llena, sometida a controles muy exhaustivos de limpieza y mantenimiento del agua, concentración del nivel de cloro a menudo, por no decir a diario), …y encontrándose la piscina vacía, el pedal se me «encasquilló» en el borde de la misma, cáyendonos desde 2 metros diez de altura la «Mountain Bike amarilla» y yo al vacío, pero sin red ¿y sabéis que? ¡la caída fue espectacular, caí con las plantas de los pies! ¡Y la bicicleta por supuesto encima mío! Mi hermano durante un momento de golpe y por el golpe, se quedó callado sin articular palabra, mirándome sin saber que decir, hasta que finalmente reaccionó y decidió ir en busca de ayuda. A lo lejos oí su vocecilla que decía; Papa, Mama ¡la Susi se ha caído!, está tirada en el suelo de la piscina con la bici encima. Enseguida vinieron mis padres junto con sus invitados que estaban tomando café y me sacaron a hombros, como si hubiese triunfado.
Bueno después de una completa revisión médica por parte de los mayores y de comprobar que estaba en perfecto estado y con todas las piezas dentales en su sitio, escuché la frase en catalán pronunciada en primer instante por mi «Papi» de, ¡això no és res! Que significa ¡esto no es nada!... y a seguir con el espectáculo. Lo gracioso de esta historia es que al cabo de unos días, mis padres habían programado una visita a Lérida con unos amigos para ver las procesiones de Semana Santa, y claro pues como ¡això no és res!, de procesión nos fuimos y como dice la canción «sentadita me quedé». Pero ahí no acabó la cosa, habían organizado una excursión al Valle de Ordesa, el fin de semana siguiente al de las procesiones también con los mismos amigos del día de mi estreno en la piscina-circo, y yo por supuesto seguía sin poder apoyar los pies en el suelo, pero como ¡això no és res! a Huesca nos fuimos y sentadita de nuevo me quedé. ¿Y mi hermano Rubén? A mi lado, igual que cuando me caí, te lo agradezco «Tete», menos mal que no les dio a los Papas y a sus amigos por hacer el camino de Santiago. ¿Y la bici? Sigue en el garaje esperándome para llevar a cabo el próximo número.

Photo by Susana

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