LEVADURA FRESCA «Señorita Eme»

Empezaba a hacerse de noche, Marién se cubrió de nuevo con su paraguas y siguió caminando calle abajo, aquel encuentro fortuito la había dejado un tanto descolocada sintiéndose en parte atraída.

Martín permanecía en el mismo sitio viendo como ella se alejaba. De repente gritó, ¡perdone, creo que se le ha caído algo! Ella al oir su voz, se detuvo y se giró. Él fue acercándose hasta tenerla de nuevo enfrente. Martín extendió su mano y le hizo entrega de una pulsera de oro que había recogido del suelo hacia dos minutos. ¿Es suya? Preguntó mostrándosela, ha debido de caérsele, ella la cogió y contestó, ¡gracias es usted muy amable!. La pulsera llevaba la inicial de su nombre. Significaba mucho para Marién tenía un valor sentimental, más allá del material.

Sin pensárselo dos veces Martín le preguntó ¿vive Usted por aquí?, ella le contestó ¡sí a dos calles!, él añadió hacía años que no paseaba por el barrio, ha cambiado mucho desde que me fui.

Pues bien, «señorita Eme» que acabe de pasar buena tarde. Soy Martín, encantado de conocerle.

Marién sonrió alejándose y difuminándose lentamente.

Photo by Zeeshaan Shabbir on Pexels.com

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